sábado. 18.05.2024

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

"Un cesto lleno de cabezas" es uno de esos cómics que no se avergüenzan de una apuesta decidida y clara por el terror más clásico y referencial: hachas, lluvia, chubasqueros amarillos, asesinos despiadados... Esta obra, escrita por Joe Hill, hijo del gran Stephen King, y con ilustraciones de Leomacs, busca ante todo ser un divertimento repleto de sangre y momentos surrealistas que nos transporten a un modelo de terror clásico que nunca defrauda. Este estilo viene amparado bajo el sello Hill House Comics, una nueva marca de terror del Black Label de DC Comics, con la cual es de esperar que Joe Hill profundice en este particular mundo creativo.

Publicado en España gracias a ECC Ediciones, "Un cesto lleno de cabezas" comienza con un misterioso prólogo en el que un personaje con un chubasquero amarillo camina por un puente con una cesta llena de cabezas que hablan entre ellas. Acto seguido la historia nos sitúa en septiembre de 1983 en un pequeño pueblo costero llamado Brody Maine. Allí conoceremos a una pareja de jóvenes enamorados que sueñan con hacer planes de futuro y vivir una vida feliz. Él es un policía en prácticas que ha pasado el verano dirigiendo el tráfico y poniendo multas, mientras que ella es una atractiva y desinhibida estudiante de psicología con ganas de disfrutar de su pareja y que además sueña con comprarse un coche para hacer viajes juntos.

Resulta muy definitorio que su guionista defina esta historia como "un camión de 18 ruedas cuesta abajo y sin frenos". Poco más se puede decir

En apenas tres páginas, Joe Hill nos da indicios de que hay cosas que no cuadran del todo y que podrían tener dobles lecturas. Poco a poco, la historia nos revelará que unos exconvictos, no demasiado peligrosos, se han escapado y están siendo buscados sin mucha alarma por parte de la policía. Todo el mundo en el pueblo parece tener algo que esconder.

Sin entrar en destripes, "Un cesto lleno de cabezas" no necesita demasiados preámbulos ni líneas de guion para adentrarse en una historia bastante sangrienta y surrealista en la que nada es lo que parece. Joe Hill tiene muy claro lo que busca en su relato y sus personajes van directo hacia ello, sin importar que en ocasiones la historia funcione a base de casualidades y momentos algo forzados. Realmente, no se anda con muchos rodeos.

El cómic concluye con una entrevista a Leomacs y Joe Hill que permite adentrarnos un poco más en esta historia que llevaba gestándose cerca de diez años

En esencia, "Un cesto lleno de cabezas" es una historia de corte sobrenatural que busca jugar con los elementos más clásicos del terror, muchos de los cuales ya han sido utilizados con éxito por el padre del autor, Stephen King. Aunque la historia no sea excesivamente original ni sorprendente, el misterio sobre el que se articula funciona lo suficientemente bien como para que la historia pueda leerse con entretenimiento y el lector sienta cierta fascinación hacia su joven, bella y "desvalida" protagonista.

Quizás una de las partes más interesantes de este cómic sea el dibujo de Leomacs, en colaboración con Riccardo La Bella, que opta claramente por unas ilustraciones de corte gore y terroríficas, las cuales ayudan a situar la obra entre lo real y lo fantástico. La mejor creación es para su joven protagonista, June Branch, que está diseñada de manera muy sensual pero también con un toque sangriento que en cierta forma nos recuerda a la novia de Kill Bill.

El cómic, editado en tapa dura por ECC, concluye con una entrevista a Leomacs y Joe Hill que permite adentrarnos un poco más en esta historia que llevaba gestándose cerca de diez años. En este sentido, resulta muy definitorio que su guionista defina esta historia como "un camión de 18 ruedas cuesta abajo y sin frenos". Poco más se puede decir.

'Un cesto lleno de cabezas': Joe Hill expande su mundo